La noche

Yo -con los ojos ardiendo mucho más fuerte que Robert De Niro en Taxi Driver. Mi corazón no era más que un joven soldado  inquieto mirando a la muerte en el campo de batalla- puse en marcha el motor de la moto que robé. La tensión dentro mio era excitante. Llevar una vida llena de reglas no er algo malo. Pero, para ser libre, para ser el extraño que me hace bien; no hombre.
Oí pasos acercándose. "Al diablo!" Como un lobo hambriento, me subí encima de la pared, dejé mi bicicleta y salí corriendo.