La caverna


narrada por Orson Welles

Zen Wind

Orfeo

El alma humana es, según la creencia órfica, inmortal, solo debe expiar, en sucesivas reencarnaciones el componente titánico de su naturaleza, del que solo mediante purificaciones puede emanciparse. Posee un destello divino que asegura para siempre su naturaleza divina, pero está fundido con la maléfica sustancia carnal de los Titanes, fulminados y reducidos a cenizas por el rayo de Zeus en razón de haber dado muerte al niño Dionisos, hijo del padre de los dioses y de Sémele, una mortal (en otras versiones hijo de Zeus y Perséfone)

El canto de las sirenas, 2007

All because of you

Closing Time

Las aventuras de Don Quijote

Do fundo do meu coração

Perpetual Ocean

Cometa

Everyday - Colours


I need a hero

I'll be missing you

Resucitado


2pac resucitado en Coachella el fin de semana
En el futuro hologramas nos cantarán.

The Love Competition

Orfeo y Euridice - Danza de los espíritus bendecidos

Pascua

A ver, ¿cuántos hay en los evangelios? Hay una piara de cerdos donde dizque se metió el demonio. Un camello que no pasará por el ojo de una aguja. Una culebra símbolo del mal. Y un borriquito, en el que venía Cristo montado el domingo de ramos cuando entró en triunfo a Jerusalén. ¿Y qué palabra de amor tuvo Cristo para estos animales? Ni una. No le dio el alma para tanto. ¡Cómo va a estar metido el demonio en un cerdo, que es un animal inocente! A los cerdos, en Colombia, en navidad, los acuchillamos para celebrar el nacimiento del Niño Dios. Todavía me siguen resonando en los oídos sus aullidos de dolor que oí de niño. El demonio sólo cabe en el alma del hombre. ¿No se dio cuenta Cristo de que él tenía dos ojos como los cerdos, como los camellos, como las culebras y como los burros? Pues detrás de esos dos ojos de los cerdos, de los camellos, de las culebras y de los burros también hay un alma.... Dos mil años llevamos de civilización cristiana sin querer ver ni oír, haciéndonos los desentendidos, atropellando a los animales, cazándolos por sus colmillos o sus pieles, experimentando con ellos, inoculándoles virus y bacterias, rajándolos vivos para ver cómo funcionan sus órganos y sus cerebros, maltratándolos, torturándolos, vejándolos, enjaulándolos, asesinándolos, abusando de su estado de indefensión, con la conciencia tranquila y la alcahuetería de la Iglesia y la indiferencia de Dios. Por algo está la Biblia llena de corderos que el hombre sacrifica en el altar de Dios regándolo con su sangre. ¿En qué cabeza cabe sacrificar a un cordero, que es un animal inocente que siente y sufre como nosotros, en el altar de Dios que no existe? Y si existe, ¿para qué querrá la sangre de un pobre animal el Todopoderoso?

Los caballos, las vacas, los perros, los delfines, las ballenas, las ratas son mamíferos como nosotros, sienten y sufren como nosotros, son nuestros compañeros en el horror de la vida, tenemos que respetarlos, son nuestro prójimo; y que no me vengan los listos y los ingeniosos que nunca faltan a decirme ahora, para justificar su forma de pensar y de proceder, que entonces no hay que matar un zancudo. Entre un zancudo y un perro o una ballena hay un abismo: el de sus sistemas nerviosos. Los animales no son cosas y tienen alma y no son negociables ni manipulables y hay una jerarquía en ellos que se establece según la complejidad de sus sistemas nerviosos, por los cuales sufren y sienten como nosotros: la jerarquía del dolor. En esta jerarquía los mamíferos, la clase linneana a la que pertenecemos nosotros, está arriba. Mientras más arriba esté un animal en esta jerarquía del dolor, más obligación tenemos de respetarlo.

Ruby tuesday



Los 50s

Congratulations


Out of time


Ruby tuesday

Benvolgut

sound of silence


save yourself

Emotional

Dancing With Tears In My Eyes

total eclipse of the heart



The Ray of Discovery