Milagro


Outro


Next Year


See you


Sappy


Champagne Supernova


Till i hear it from you


Hoy te toca ser feliz


Yoshimi battles the pink robots


Si yo tú


No me pidas que no sea un inconsciente


They Are Night Zombies!


Arte


Dream On


Avanti morocha


Eyes without a face


Stranged


Such Great Heights


Read my mind

Primal del viento


At the stars


Across the universe


Time & Space


Sometimes bonita


Tonight Tonight


Mellon Collie and the Infinite Sadness


La niña que iluminó la noche

Había una vez un muchachito a quien no le gustaba la Noche. Le gustaban linternas y lámparas, antorchas y alumbrados, y faros y faroles, y velas y velones, y relumbrones y relámpagos. Pero no le gustaba la noche.
Se le veía en salones y sótanos y despensas y desvanes y alcobas y alacenas y escurriéndose por los corredores. Pero nunca se lo veía afuera... en la Noche.
No le gustaban para nada las llaves de luz. Porque las llaves de luz apagaban las lámparas amarillas, las lámparas verdes, las lámparas blancas, las lámparas del vestíbulo, las luces de la casa, las luces de todas las habitaciones. Él nunca tocaba las llaves de luz. Y jamás salía a jugar en la oscuridad.
Siempre estaba muy solo. Y muy triste. Pues veía, desde su ventana, a los otros chicos jugando sobre el césped en las noches de verano, corriendo felices allá afuera.
Pero nuestro muchachito ¿dónde estaba? Arriba en su cuarto. Con sus linternas y lámparas y faroles
y candeleros y candelas. Completamente solo.
A él únicamente le gustaba el sol. El amarillo sol. A él no le gustaba la Noche.
Cuando llegaba el momento en que papá y mamá recorrían la casa apagando todas las luces... Una a una. Una a una. Las luces de la entrada, las luces del salón, las pálidas luces, las rosadas luces
las luces del a despensa, las luces de la escalera... Entonces el muchachito se metía en su cama.
Tarde en la noche, el niño desdichado tenía en el pueblo el único cuarto iluminado.
Y una noche, mientras papá estaba de viaje y mamá se acostó temprano, el muchachito empezó a vagar solo, completamente solo por la casa.
¡Ah, cómo ardían las luces! ¡Las luces de la entrada, las luces del vestíbulo, las luces de la despensa, las pálidas luces, las rosadas luces, las luces del salón, las luces de la cocina!
¡Hasta las luces del desván!
¡Toda la casa parecía haberse incendiado! Pero el muchachito todavía estaba solo. Entretanto los otros chicos, allá lejos jugaban sobre los prados en la noche de verano. Riendo. Muy lejos.
¡De repente escuchó un golpe en la ventana! Algo oscuro estaba ahí. Un golpe en la puerta de entrada. ¡Algo oscuro estaba ahí! Un golpe en la puerta trasera. ¡Algo oscuro estaba ahí!
De pronto alguien dijo: -¡Hola! Una niña estaba ahí en medio de las luces blancas, de las brillantes luces, de las amarillas luces, de las luces de maravillas.
- Me llamo Negra –dijo.
Ella tenía el pelo negro, los ojos negros y llevaba un vestido negro y zapatos negros. Pero su rostro era tan blanco como la luna. Y sus ojos brillaban como la luz de las blancas estrellas.
-Estás muy solo–dijo ella.
-Me gustaría correr con los chicos afuera–dijo el muchachito- pero no me gusta la Noche.
-Yo te presentaré a la Noche–dijo Negra- y ustedes serán amigos.
Ella apagó la luz de la entrada.
-Ves–le dijo- no estoy apagando la luz. ¡De ningún modo! Simplemente estoy encendiendo la Noche.
Se la puede encender o apagar igual que una lámpara con la misma llave de luz.
-Nunca se me había ocurrido eso–dijo el muchachito.
-Y cuando se enciende la Noche–dijo-, se encienden los grillos... ¡Y las ranas! ¡Y las estrellas!
¡Las luminosas estrellas, las estrellas titilantes, las estrellas azules! ¡El cielo es una casa
con sus luces de entrada y luces en el salón, luces rosadas y pálidas luces, luces rojas, verdes luces, luces azules, amarillas luces, resplandores, todas las luces! ¿Quién puede escuchar a los grillos con las luces encendidas? Nadie. ¿Quién puede escuchar a las ranas con las luces encendidas? Nadie. ¿Quién puede ver las estrellas con las luces encendidas? Nadie. ¿Quién puede ver la luna con las luces encendidas? Nadie. ¡Fijate cuánto has perdido!
-¿Pensaste alguna vez alumbrar los grillos, alumbrar las ranas, alumbrar las estrellas y la gran luna blanca?
-No–dijo el muchachito.
-Entonces, trata de hacerlo –dijo Negra.
Y ellos lo hicieron. Subieron y bajaron las escaleras, encendiendo la Noche. Encendiendo la oscuridad, dejando que la Noche viviera en cada habitación. Como una rana. O un grillo. O una estrella. O una luna. Y ellos encendieron los grillos. Y ellos encendieron las ranas. Y ellos encendieron la blanca luna semejante a un helado.
-¡Oh, cómo me gusta esto!–dijo el muchachito- ¿Puedo encender siempre la Noche?
-¡Por supuesto!–dijo Negra.
Y desapareció.
Ahora el muchachito es muy feliz. Le gusta la Noche. ¡Tiene una Noche encendida en lugar de una luz encendida! Le gusta encenderla. Ha tirado sus linternas, sus lámparas, sus velas, sus velones.
En cualquier noche de verano que quieras, podrás verlo. Encendiendo la blanca luna, encendiendo las rojas estrellas, encendiendo las azules estrellas, las verdes estrellas, las luminosas estrellas, las blancas estrellas, encendiendo las ranas, los grillos y la Noche. Y corriendo en la oscuridad sobre los prados con los chicos felices...
Riendo.

Poema del renunciamiento

Pasarás por mi vida sin saber que pasaste.
Pasarás en silencio por mi amor y al pasar,
fingiré una sonrisa como un dulce contraste
del dolor de quererte ..., y jamás lo sabrás.

Soñaré con el nácar virginal de tu frente,
soñaré con tus ojos de esmeralda de mar,
soñaré con tus labios desesperadamente,
soñaré con tus besos ..., y jamás lo sabrás.

Quizá pases con otro que te diga al oido
ésas frases que nadie como yo te dirá;
y, ahogando para siempre mi amor inadvertido,
te amaré más que nunca ..., y jamás lo sabrás.

Yo te amaré en silencio, como algo inaccesible,
como un sueño que nunca lograré realizar;
y el lejano perfume de mi amor imposible
rozará tus cabellos..., y jamás lo sabrás.

Y si un día una lágrima denuncia mi tormento
-el tormento infinito que te debo ocultar-,
te diré sonriente: "No es nada... Ha sido el viento"
Me enjuagaré la lágrima..., ¡Y jamás lo sabrás!

No es el amor quien muere

No es el amor quien muere,
somos nosotros mismos.

Inocencia primera
Abolida en deseo,
Olvido de sí mismo en otro olvido,
Ramas entrelazadas,
¿Por qué vivir si desaparecéis un día?

Sólo vive quien mira
Siempre ante sí los ojos de su aurora,
Sólo vive quien besa
Aquel cuerpo de ángel que el amor levantara.

Fantasmas de la pena,
A lo lejos, los otros,
Los que ese amor perdieron,
Como un recuerdo en sueños,
Recorriendo las tumbas
Otro vacío estrechan.

Por allá van y gimen,
Muertos en pie, vidas tras de la piedra,
Golpeando la impotencia,
Arañando la sombra
Con inútil ternura.

No, no es el amor quien muere.

Multipropiedad

...Por la noche, cuando mis padres se acuestan, voy en coche hasta la ciudad. A diferencia de la mayoría de los sitios donde fueron a parar antes, Daytona Beach tiene ambiente de obreros. Menos ancianos, más motoristas. En el bar que frecuento hay un tiburón. De un metro de largo, nada en un acuario por encima de las hileras de botellas. El tiburón dispone del espacio justo para dar la vuelta y seguir en la dirección contraria. Ignoro el efecto que tienen las luces sobre el animal. Las bailarinas llevan bikinis, algunos de los cuales centellean como escamas de pescado. Circulan por la penumbra como sirenas, mientras el tiburón se da con la cabeza contra el cristal.
Ya he estado aquí tres veces, las suficientes para saber que a las chicas les parezco un estudiante e bellas artes y que, debido a una ley del Estado de Florida, las bailarinas no pueden enseñar los pechos, de manera que tienen que pegarse unos adornos con forma de alas. Les he preguntado qué clase de pegamento usan («Elmer’s»), cómo se los quitan («basta con un poco de agua tibia») y qué piensan sus novios («no les parece mal el dinero»). Por diez dólares, una de las chicas te llava de la mano, más allá de las otras mesas donde se sientan sobre todo hombres solos, hasta la parte de atrás, todavía más oscura. Te sienta en un banco acolchado y se frota contigo todo lo que duren dos canciones. A veces, te coge de las manos y pregunta:
¿No sabes bailar?
—Estoy bailando — le dices, aunque estás sentado...

Multipropiedad

Historia

puedes contarme cualquier cosa
creer no es importante
lo que importa es que al aire mueva tus labios
o que tus labios muevan el aire
que fabules tu historia tu cuerpo
a toda hora sin tregua
como una llama que a nada se parece
sino a una llama

ordinary world


Hospital Bed


Eye in the sky


Linger


the color of the night


La felicidad

La felicidad realmente siempre parece escuálida en comparación con las compensaciones por la miseria. Y, por supuesto, la estabilidad no es ni de lejos tan espectacular como la inestabilidad. Y estar satisfecho no tiene nada del glamour de una buena lucha contra el infortunio, nada de lo pintoresco de un combate con la tentación, ni el derribo fatal a través de la pasión o la duda. La felicidad nunca es grandiosa.

Un mundo feliz

hay un hombre en españa


No more i loves yous


La original de 1986

Un siècle d’écrivains: Biografía Cioran

Brick


Christmastime

skills of summer


Hoppípolla


El sueño alquímico

Summer

I go crazy


Into the night


Saber más

There are more things in heaven and earth, Horatio,
Than are dreamt of in your philosophy

Hamlet

Disappointed

Terminator



La obra maestra de Hishe

The noah plan


Space Oddity


Final

Un día vendrá en que los hombres ya no cuidarán la Tierra, y ese día los dioses se irán y todo será arrojado al caos primordial.

Profecía Hermética
El Kybalión

Golden Ratio


Puente


Like a child again


All Through The Night

We love you

In my secret life


Have you ever really loved a woman?


artista

El artista se involucra en detallar una historia del futuro ya que está consciente de las posibilidades inutilizadas del presente. Es el hombre en cualquier campo, científico o humanista, que palpa las implicaciones de sus actos y del nuevo conocimiento en su propio tiempo. Es el hombre de una conciencia integral

verdad

Todo es verdad… Todo lo que jamás alguien ha pensado es verdad

Sueñan los androides con ovejas eléctricas

conocimiento

“La mente es su propio lugar y, en sí misma, puede hacer un Cielo del Infierno, un Infierno del Cielo

El paraíso perdido

Peaches


Will This Be the Song I'll Be Singing Tomorrow


But not tonight



Los avatares de la tortuga

Nosotros (la indivisa divinidad que opera en nosotros) hemos soñado el mundo. Lo hemos soñado resistente, misterioso, visible, ubicuo en el espacio y firme en el tiempo; pero hemos consentido en su arquitectura tenues y eternos intersticios de sinrazón para saber que es falso.
Biografía del Infinito

Handful of sun


Somebody's Crying


Push


salud y locura

No es saludable estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma

Celestial lights


Joshua Tree: Storm


Terra Sacra


Un cuento rural


The conquest of paradise


the first noel


Little Drummer Boy


Himno al amor

el oficio de ser mamá

La escritura de Dios


... Un hombre se confunde, gradualmente, con la forma de su destino; un hombre es, a la larga, sus circunstancias. Más que un descifrador o un vengador, más que un sacerdote del dios, yo era un encarcelado. Del incansable laberinto de sueños yo regresé como a mi casa a la dura prisión. Bendije su humedad, bendije su tigre, bendije el agujero de luz, bendije mi viejo cuerpo doliente, bendije la tiniebla y la piedra.  

    Entonces ocurrió lo que no puedo olvidar ni comunicar. Ocurrió la unión con la divinidad, con el universo (no sé si estas palabras difieren). El éxtasis no repite sus símbolos: hay quien ha visto a Dios en un resplandor, hay quien lo ha percibido en una espada o en los círculos de una rosa. Yo vi una Rueda altísima, que no estaba delante de mis ojos, ni detrás, ni a los lados, sino en todas partes, a un tiempo. Esa Rueda estaba hecha de agua, pero también de fuego, y era (aunque se veía el borde) infinita. Entretejidas, la formaban todas las cosas que serán, que son y que fueron, y yo era una de las hebras de esa trama total, y Pedro de Alvarado, que me dio tormento, era otra. Ahí estaban las causas y los efectos, y me bastaba ver esa Rueda para entenderlo todo, sin fin. ¡Oh dicha de entender, mayor que la de imaginar o la de sentir! Vi el universo y vi los íntimos designios del universo. Vi los orígenes que narra el Libro del Común. Vi las montañas que surgieron del agua, vi los primeros hombres de palo, vi las tinajas que se volvieron contra los hombres, vi los perros que les destrozaron las caras. Vi el dios sin cara que hay detrás de los dioses. Vi infinitos procesos que formaban una sola felicidad, y, entendiéndolo todo, alcancé también a entender la escritura del tigre.  

    Es una fórmula de catorce palabras casuales (que parecen casuales), y me bastaría decirla en voz alta para ser todopoderoso. Me bastaría decirla para abolir esta cárcel de piedra, para que el día entrara en mi noche, para ser joven, para ser inmortal, para que el tigre destrozara a Alvarado, para sumir el santo cuchillo en pechos españoles, para reconstruir la pirámide, para reconstruir el imperio. Cuarenta sílabas, catorce palabras, y yo, Tzinacán, regiría las tierras que rigió Moctezuma. Pero yo sé que nunca diré esas palabras, porque ya no me acuerdo de Tzinacán.  


    Que muera conmigo el misterio que está escrito en los tigres. Quien ha entrevisto el universo, quien ha entrevisto los ardientes designios del universo, no puede pensar en un hombre, en sus triviales dichas o desventuras, aunque ese hombre sea él. Ese hombre ha sido él, y ahora no le importa. Qué le importa la suerte de aquel otro, qué le importa la nación de aquel otro, si él, ahora, es nadie. Por eso no pronuncio la fórmula, por eso dejo que me olviden los días, acostado en la oscuridad. 

La escritura de Dios - El Aleph
Jorge  Luis Borges
http://www.mundolatino.org/cultura/borges/borges_5.htm

Fe


love changes everything


9na


Leaving


soñé unplugged


than you for hearing me


sorry seems to be the hardest word


Francis


night at 15