El día que los payasos lloraron

Una infame película perdida


Cuenta la historia que Jerry Lewis dirigió está película en 1972, donde en su papel del payaso Helmut Doork, era deportado a un campo de exterminio. Aquí los otros reclusos y los guardias nazis le atormentaban, hasta que el kommandant de turno le encontraba una tarea: guiar a los niños judíos hasta las cámaras de gas. Ansioso por salvar su piel, Doork aceptaba, pero en el último momento se arrepentía y entraba en el recinto junto a sus pequeñas víctimas, muriendo con ellas. Fin.

Nazis, payasos y niños famélicos muriendo como moscas. Lewis parecía completamente seguro de sus posibilidades durante el rodaje, afirmando que la intensidad de este casi le provoca "un ataque al corazón", y afirmando que, durante la escena final, "los niños estaban en torno a mí, abrazados a mis piernas y a mis brazos, confiando en mí absolutamente". "Este es el momento más importante de mi vida", declaró a The New York Times un Lewis ignorante de la que se le venía encima. Los problemas legales y demandas detuvieron su estreno hasta hoy.

De momento, se rumorea que Lewis posee la única copia en vídeo de The Day the Clown Cried, y la leyenda afirma que los mandamases de Hollywood proyectan el filme ocasionalmente en fiestas y francachelas.