Silas Marner

Para las personas que están acostumbradas a razonar las formas exteriores de sus creencias, es difícil penetrar en ese sencillo estado de ánimo instintivo en que la relación que existe entre la forma y el sentimiento no han sido nunca divididos por un acto de reflexión. Nos parece inevitable que un hombre en la posición de Marner hubiera tenido que haber comenzado a dudar de la validez de una apelación al juicio divino por medio de un juego como el de echar suertes, pero él era incapaz de llevar a cabo tal esfuerzo de independencia; aunque debió de haber hecho el intento al concentrar todas sus energías en la angustia de ver su fe quebrantada. Si es cierto que existe un ángel encargado de tomar cuenta de las penas de los hombres y de sus pecados, él sabe lo grandes y profundas que son las penas que surgen de ideas falsas sin culpa manifiesta de nadie...

George Elliot
Silas Marner, 1861