Sanatorio bajo la clepsidra

Lo llamo simplemente el Libro. Libro, sin más epítetos ni definiciones, y hay en esta obstinación algo de desamparado suspiro, una silenciosa capitulación ante la magnitud de los trascendental, porque ninguna palabra, ninguna alusión, sería capaz de resplandecer, despedir aroma, vibrar con un escalofrío de miedo, frente al presentimiento de algo sin nombre, cuyo sabor en la punta de la lengua supera nuestra capacidad de asombro.

¿De qué podrían servir los adjetivos patéticos y la espuma grandilocuente de epítetos ante ese infinito, ante esa magnitud sin término? Además el lector, el verdadero lector a quien se dirige este libro, lo comprenderá cuando le mire fijamente a los ojos, y en su profundidad, brillaré con un resplandor. En esa mirada breve y penetrante, en un furtivo apretón de manos, él alcanzará, atrapará, conocerá y cerrará los ojos cegado por la profundidad de la percepción. ¿Acaso, bajo la mesa que nos separa, en secreto, no permaneceremos cogidos de la mano?
Sanatorium pod Klepsydra, 1931
Bruno Schulz