El vacío y la nada en el budismo

Y así, por ejemplo, mientras el occidental prefiere las formas reales de las cosas, el oriental se inclina a la ausencia de formas, a los espacios vacíos o a los silencios de una pieza musical. Para servirnos de una expresión gráfica, diríamos que el alma oriental se siente fascinada ante el silencio circundante de una montaña solitaria donde, por ejemplo, esté trinando un ruiseñor. Parecerá una contradicción pero el trino del ruiseñor hace que el silencio reinante en la montaña sea más profundo. En esta situación, el oriental diría que los trinos del pájaro revelan el silencio o, dicho de otro modo, el canto del ruiseñor expresa un no-canto...
Tamura, Y.
Bukkyo ni okeru Ku to Mu, 1971