Invidia

¿Cómo puede uno ser poeta épico con aspiraciones filosóficas cuando tienes a Dante, por así decirlo, en el vecindario? O ser un dramaturgo contemporáneo cuando Shakespeare ha salido a almorzar? "¿Cómo puedo ser yo si otro es?", pregunta Goethe. Al otra lado de mi puerta, en el Institute for Advanced Study, en Princeton, oí a J. Robert Oppenhaimer lanzar a un físico la exigencia: Es usted tan joven y ha hecho tan poco. Después de esto, la opción lógica es el suicidio. Los temas de rivalidad, de celos, de envidia han sido abundantemente citados y dramatizados. Son tan antiguos como la furia de Saúl por el meteórico ascenso de David y las venenosas burlas vertidas por el Tersites de Homero... Y qué hay de los condenados a jugar contra Federer en Winbledon, año tras año sin esperanza. El verde color de la primavera y la maduración, es también el de la invida y el de la bilis (se puede notar el sabor de la envidia en la boca seca)...
Los escenarios simbólicos, las alegorías, los relatos , los ejercicios de corrección moralista son innumerables. Pero no tenemos una exploración filosófica, una fenomenología en profundidad de la envidia. El tema es poco menos que tabú, casi roza lo excrementicio como intuyo Swift...
My unwritten books, 2008
George Steiner